CERRO DE LA POPA: El Guardián espiritual de Cartagena de Indias

Artículo y Fotografías. @BayronDiar - 08/05/2025
Elevándose majestuoso sobre la ciudad amurallada, el Cerro de La Popa es mucho más que un mirador natural: es un símbolo espiritual, histórico y cultural profundamente enraizado en la identidad de Cartagena. Con sus 148 metros sobre el nivel del mar, este cerro ofrece una de las vistas más impresionantes de la ciudad, desde el centro histórico hasta el mar Caribe. Pero su valor va mucho más allá del paisaje.


Un Destino Turístico y Cultural
En la actualidad, el Fuerte de San Fernando de Bocachica es un atractivo turístico que combina historia, cultura y paisajes espectaculares. Los visitantes pueden explorar sus ruinas, admirar las vistas panorámicas de la bahía y aprender sobre la historia colonial de Cartagena a través de guías locales.
Además, su ubicación en la isla de Tierra Bomba ofrece la oportunidad de disfrutar de playas tranquilas y de la hospitalidad de las comunidades locales, que han comenzado a desarrollar proyectos de turismo sostenible.
En la cima se encuentra el Convento de la Candelaria, una construcción del siglo XVII que ha sido refugio espiritual, bastión militar y testigo de numerosos episodios históricos. Fundado por los frailes agustinos recoletos en 1607, este lugar conserva la imagen venerada de la Virgen de la Candelaria, patrona de los cartageneros, a quien cada febrero miles de fieles peregrinan como muestra de devoción.
La leyenda popular cuenta que, en tiempos coloniales, el cerro era conocido como “el cerro de la galera”, debido a su forma similar a la popa de un barco. También se dice que el convento fue construido tras una aparición mariana que habría inspirado a los religiosos a transformar aquel cerro solitario en un santuario de fe.
El Cerro de La Popa ha sido testigo del paso del tiempo, desde ataques piratas hasta procesos de independencia y momentos de transformación urbana. Hoy, sigue siendo un sitio de encuentro para creyentes, viajeros, fotógrafos y amantes de la historia.
Visitar el Cerro de La Popa es una oportunidad para reconectarse con el alma de Cartagena. Es subir entre curvas y miradas curiosas hasta un lugar que, en medio del bullicio moderno, conserva la calma del ayer. Allí, donde el viento acaricia el rostro y la ciudad se ve diminuta, uno puede entender por qué La Popa es, sin duda, el guardián espiritual de Cartagena.
